La depresión es un trastorno mental y del comportamiento responsable de la mayor causa de discapacidad a nivel mundial. Se estima que más de 300 millones de personas a nivel de todo el planeta la padecen.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la depresión es: “una enfermedad común pero grave que interfiere con la vida diaria, con la capacidad para trabajar, dormir, estudiar, comer y disfrutar de la vida. Es causada por una combinación de factores genéticos, biológicos, ambientales y psicológicos.”
Es un trastorno del humor donde el factor hereditario es fundamental, y afecta mayormente al sexo femenino, siendo asociado a cambios hormonales.
Existen criterios que facilitan su diagnóstico y el mismo debe ser abordado por un experto en el área: psiquiatras y psicólogos, que poseen herramientas para abordar este grave problema de salud pública.
El diagnóstico de depresión se realiza a través de entrevistas clínicas minuciosas donde el profesional detecta síntomas y signos que son diferentes según la edad del consultante. De esa manera podemos diferenciar:
Depresión en niños: A temprana edad, es más común que se presenten síntomas de irritabilidad a una tristeza franca. También suele evidenciarse llanto con facilidad e ideas vinculadas a la desesperanza, aislamiento, abandono de juegos u otras actividades que solían proporcionar placer, falta de energía o cansancio.
Depresión en Adolescentes: En esta etapa evolutiva suele haber un proceso de adaptación donde el sujeto debe elegir identidad personal, identidad sexual, además de transitar por el duelo por el cuerpo de niño, duelo por la vivencia de niño y duelo por la imagen que se ha tenido de los padres; situaciones que generan tristeza y ansiedad y que podrían considerarse “normal”. No obstante, si estos síntomas se presentan de manera prolongada podría requerir de la intervención de un especialista.
Depresión en adultos: Aparecen los síntomas clínicos descritos en la definición de la OMS. Es importante resaltar la duración de los síntomas y explorar el contenido del pensamiento, así como diferenciarlo de un duelo normal.
Depresión en la tercera edad: La depresión en la tercera edad suele estar asociada a diferentes duelos: duelo por la pérdida de la pareja, la salud, la partida de los hijos, la disminución de condiciones físicas y deterioro cognitivo.
Tanto en la depresión como en cualquier otro trastorno mental, influye la personalidad del sujeto, la cual a su vez está determinada por factores biológicos y psicosociales. Una sólida estructura familiar proporciona recursos para afrontar las exigencias vitales estresantes, así como el recibir valores que refuercen lazos afectivos.
Mantener hábitos saludables tales como una dieta balanceada y ejercicios, así como una vida llena de propósitos y objetivos contribuyen al bienestar físico y mental.
Síntomas más comunes de la depresión
Es fundamental aclarar que los síntomas de la depresión pueden variar en cada paciente, sin embargo, en se los siguientes signos pueden considerarse como llamados de alerta si son persistentes en una persona por un período de tiempo prolongado o se presentan con frecuencia:
- Sentimientos de tristeza, ganas de llorar, vacío o desesperanza
- Presentar arrebatos de enojo, irritabilidad o frustración, ante situaciones cotidianas.
- Pérdida de interés o placer por la mayoría de las actividades habituales o todas, como las relaciones sexuales, los pasatiempos o los deportes
- Insomnio, interrupción del sueño, despertar temprano o hipersomnia (dormir de más).
- Tener mucha fatiga y cansancio, incluso con tareas sencillas.
- Falta de apetito y adelgazamiento, o más antojos de comida y aumento de peso
- Ansiedad, nerviosismo o inquietud
- Lentitud al razonar, hablar y realizar movimientos corporales
- Tener sentimientos de inutilidad o culpa.
- Fijación en fracasos del pasado o sentimiento de culpa por cosas en las cuales no se tiene responsabilidad.
- Dificultad para pensar, concentrarse, tomar decisiones y recordar cosas
- Pensamientos frecuentes o recurrentes sobre la muerte, pensamientos suicidas, intentos de suicidio.
- Problemas físicos sin causa aparente, como dolores musculares sobre todo en la espalda, cuello, pecho o dolores de cabeza.
Una gran parte de las personas que padecen de depresión, pueden negar su condición o no estar conscientes de que poseen el trastorno. Quizás no reconozcan los signos, y terminen pensando que lo que sienten es normal.
Por otro lado, es común que los pacientes con depresión sientan vergüenza de su crean erróneamente que pueden superarla solo con la fuerza de voluntad. Pero la depresión rara vez mejora sin tratamiento, e incluso puede empeorar.
¿Cómo ayudar a una persona con depresión?
Para muchos pacientes de depresión puede ser bastante complejo dar el paso para pedir orientación a un especialista, es por ello que si conoces a alguien que pueda estar presentando los síntomas descritos puedes tomar las siguientes acciones:
- Habla con esa persona sobre lo que has notado y por qué estás preocupado.
- Explícale que la depresión es una enfermedad, no un defecto ni una debilidad personal, y que generalmente mejora con el tratamiento.
- Sugiérele que busque ayuda de un profesional: un psicólogo o un psiquiatra.
- Trata de ser su apoyo y ayúdalo a preparar una lista de preguntas con el fin de discutirlas en una primera consulta con el médico o profesional de salud mental.
- Si el estado del paciente es bastante crítico, e incluso ha atentado contra su vida, ponte en contacto con un especialista o con servicios médicos de urgencia.