El 25 de octubre, las obras sociales de la Compañía de Jesús a nivel mundial celebraron los 50 años de la creación del Secretariado de Justicia Social y Ecología. En Caracas, la Universidad Católica Andrés Bello tuvo su parte en el programa, con sendas intervenciones del rector, reverendo padre Francisco José Virtuoso, s.j.; el director de Sustentabilidad Ambiental, Joaquín Benítez y la directora de Proyección y Relaciones Comunitarias, Adle Hernández.
El encuentro se realizó en el Colegio San Ignacio y abordó la evaluación del Apostolado Social en Venezuela, donde representantes de cada obra presentaron un balance de sus actividades y sus desafíos futuros.
El padre Virtuoso hizo una exposición sobre los más importantes hitos históricos del Apostolado Social en Venezuela, que tuvieron un gran impacto, especialmente entre 1938 y 1968, destacando entre las obras Fe y Alegría. Señaló que a partir de 1968, los jesuitas percibieron que Venezuela vivía una situación “de pecado estructural y violencia institucionalizada”, a pesar de estar en un período de bonanza. Desde ese momento, la Compañía de Jesús se enfocó en acompañar directamente al pueblo e involucrarse en el mundo popular.
“A partir de los años 70, los jesuitas fuimos haciendo del mundo de los pobres nuestro mundo. Es la apuesta con Fe y Alegría, así como con la Fundación Centro Gumilla, entre otras”, dijo.
Para el rector de la UCAB, entre 1998 y 2019, Venezuela se ha caracterizado por la exacerbación del rentismo populista, la clientelización del pueblo, el totalitarismo y la militarización de la vida pública. Abogó por defender la justicia social como constructora de equidad, reconocimiento del otro y derechos fundamentales y aseguró que tal justicia no existe “sin libertad y democracia”.
En el año 2003, Virtuoso, para obtener el título de Doctor en Ciencias Políticas, presentó una tesis titulada “Justicia social en Venezuela. La solicitud social de la Compañía de Jesús en Venezuela 1968-1991”.
La gente en el centro de todo
Joaquín Benítez habló sobre “El desafío ambiental en el Apostolado Social”, que debe tener “a la gente en el centro de todo”. Compartió argumentos por los cuales, en medio de la crisis humanitaria compleja que padece Venezuela hay que ocuparse de la problemática ambiental.
Mencionó los vínculos entre calidad de vida y deterioro ambiental, Estado de derecho, justicia social y derechos ambientales, calidad ambiental y desarrollo sostenible lo que obliga a ocuparse de esos aspectos porque están en el interés de los ciudadanos.
Como rasgos destacados de la crisis ambiental nacional, Benítez citó que el 82% de la población no recibe agua en sus casas de manera continua. El 79% de los hospitales no reciben agua o lo hacen de forma irregular. El 23% de los estudiantes más pobres no asisten a clases por falta de agua. La contaminación de las aguas es la causa primaria de enfermedades como amibiasis, diarreas, giardiasis, helmintiasis y hepatitis aguda Tipo A.
En cuanto al futuro, indicó que la deforestación y la contaminación de las cuencas augura que el suministro de agua decaerá, lo que ya afectó durante la sequía la producción de ganado. “Aproximadamente 600 kilómetros cuadrados de bosques han sido afectadas por la minería ilegal en Guayana”.
Sobre la basura, su inadecuado manejo incrementa las enfermedades dermatológicas, respiratorias, alérgicas e infecciosas.
“Todos los Parques Nacionales en Guayana están afectados por minería. En el 2018 la epidemia de malaria afectó a más de un millón de personas, mayormente en las zonas mineras. La minería en la cuenca del Caroní pone en riesgo grave la generación de energía hidroeléctrica del Sistema del Bajo Caroní. Posiblemente, entre 18 y 30 mil mineros y habitantes de comunidades cercanas a las minas sufran de intoxicación por inhalación de mercurio. Los peces en todas las cuencas importantes de Guayana presentan niveles de mercurio por encima de las recomendaciones de la OMS”.
Joaquín Benítez resaltó que el buen vivir se trata del equilibrio entre la calidad ambiental y el desarrollo sostenible. Recordó que cuando en Venezuela fue derrotada la malaria hubo progreso
En su turno, Adle Hernández, directora de Proyección y Relaciones Comunitarias de la Extensión Social de la UCAB, en su exposición dejó claro que, en atención a las directrices de la Compañía de Jesús, la Universidad Católica Andrés Bello tiene como norte en sus actividades con las comunidades aledañas “la promoción de la justicia y la reconciliación”.
“Este es nuestro marco fundamental orientador. Nos dice cómo las universidades de la Compañía, desde sus tres funciones fundamentales: docencia, investigación y extensión van a dar respuesta a esa promoción de la justicia”.
Afirmó que la responsabilidad social es un eje transversal de la UCAB y atiende a la visión de AUSJAL y de este modo las tareas que involucran a los estudiantes, como el Voluntariado Ucabista, persiguen que los jóvenes tengan una visión clara de la realidad social venezolana.
“Vivir insertos en la realidad social es clave. Emplear todas las posibilidades y potencialidades dentro del recinto universitario para la transformación en función de lo que nos dice que debe ser esa promoción de justicia, que al final es la promoción de las relaciones justas entre todos los actores sociales (…) Hacemos el esfuerzo de que no haya un estudiante que no se inserte en la vida y cotidianidad de las personas con las que trabajamos, la centralidad en el pobre, la perspectiva crítica y esa perspectiva tiene que ver con el poder identificar esa brecha entre ese horizonte de dignidad y la realidad que estamos viviendo. Esta brecha es la que nosotros tenemos que transformar. El espacio para el conocimiento interno, para la reflexión personal, las acciones para incidir en la realidad y proponer acciones que incidan en esa realidad. La aspiración al bien mayor y, por supuesto, elemento clave, el discernimiento”, dijo Hernández.
Entre los mecanismos para que haya conexión con la realidad, mencionó la directora de Proyección y Relaciones Comunitarias la cátedra de Identidad, Liderazgo y Compromiso con los postulados del liderazgo ignaciano; la innovadora cátedra de Ecología, Ambiente y Sustentabilidad y el Proyecto Valores Ucabistas para la Transformación Personal y Social, que promueve un liderazgo socialmente comprometido. Además de los proyectos sobre cultura democrática, tejido social y reconciliación, que se desarrollan con las comunidades donde la Extensión Social de la UCAB incide.
Recordó Adle Hernández que el 25% de los matriculados en la sede de la UCAB en Caracas están vinculados a alguno de los programas sociales y que la UCAB destinó el 11% de su presupuesto de 2018 a la inversión social.
Texto: Elvia Gómez
Con información de Radio Fe y Alegría