A través de visitas a organizaciones aledañas a la UCAB, estudiantes de las carreras Administración de Empresas y Contaduría Pública realizan diagnósticos sobre problemas y riesgos medioambientales, además de proponer un plan de acción con recomendaciones para generar un impacto positivo en la institución y su sector. La iniciativa forma parte de las cátedras de responsabilidad social que se apoyan en Extensión Social para fortalecer el vínculo entre la universidad y la comunidad
Cada período académico, los estudiantes de la cátedra de Gestión Ambiental de la Escuela de Administración y Contaduría visitan instituciones educativas en las comunidades aledañas de la Universidad Católica Andrés Bello con la finalidad de hacer diagnósticos y proponer soluciones en materia medioambiental.
La finalidad de la cátedra es vincular a los estudiantes ucabistas con las comunidades, a la vez que aplican los conocimientos adquiridos en la carrera para detectar problemas y buscar soluciones prácticas, aspectos indispensables para cualquier administrador de empresas.
El programa, además, se enfoca en el filón medioambiental debido a que es uno de los pilares fundamentales en los que trabajan las organizaciones, en virtud de la necesidad global de establecer procesos y prácticas amigables con el medioambiente, no solo por el bienestar del planeta, sino también por normativas globales que se alinean con lo acordado por los integrantes de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en la Agenda 2030.
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Así lo explica Verónica Neto, coordinadora tanto de la Académica y de Gestión de la escuela, como también de la Clínica Contable y Tributaria de Extensión Social, al afirmar que el aspecto medioambiental es fundamental en el proceso formativo de los estudiantes.
«Las organizaciones necesitan llevar prácticas amigables con el medio ambiente y, por supuesto, cuidarlo. Es importante generar esa cultura del cuidado por el medio ambiente con el fin de garantizar la sostenibilidad ambiental, involucrando la biodiversidad y la conservación de recursos naturales», remarcó.
Para cumplir con este objetivo, los estudiantes de las carreras Administración de Empresas y Contaduría Pública participan en experiencias en las que deben trabajar de la mano con organizaciones en comunidades, lo que les permite aplicar lo aprendido en la carrera hasta el quinto semestre —momento en el que se inscribe esta materia— y adquirir nuevas herramientas de utilidad práctica en el mundo profesional.
«Los estudiantes aplican las herramientas aprendidas en esta asignatura con la finalidad de elaborar un diagnóstico participativo con esos líderes sociales, comunitarios o autoridades de centros educativos, para evaluar elementos sociales, económicos, físicos o naturales y determinar, de alguna u otra forma, cuáles pueden ser las mejoras para favorecer el medio ambiente», amplió Neto.
También deben aprender elementos del marco legislativo y normativo que condiciona las políticas medioambientales en cada caso, con ejemplos reales con los que deben trabajar al momento de hacer las visitas a las instituciones en comunidad.
«A través de esta asignatura se promueven las normas y leyes que orientan este proceso en materia medioambiental para que las organizaciones, principalmente los centros educativos, puedan llevar a cabo una política de gestión ambiental a lo interno y externo de la organización», acotó la docente.
Vito Accenttura es uno de los estudiantes de Administración de Empresas que inscribió Gestión Ambiental en el período académico previo. Su equipo realizó cinco visitas a la Unidad Educativa Don Cristóbal Mendoza, ubicada en el sector Carapita de la parroquia Antímano, al oeste de Caracas. Relató que la experiencia no solo le ayudó en lo que a formación académica se refiere, sino que también pudo implementar nuevos conocimientos en el área profesional a la que ya se dedica.
«Mi familia se desempeña en el área del reciclaje y el desarrollo sustentable, pero pude adquirir herramientas y puntos de vista que me ayudaron no solo en mi formación profesional sino en mi ámbito laboral. Fue bastante interesante, práctica y didáctica. Hubo muchas cosas que me sumaron para los proyectos que tengo», aseguró.
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El trabajo final para esta asignatura consistió en la entrega de un informe en la que se realiza el diagnóstico de la institución, tomando en consideración elementos como su ubicación geográfica, elementos naturales o artificiales que puedan perjudicarla y también las condiciones de la infraestructura, en aras de identificar posibles problemas y riesgos para la institución y la comunidad de la que forma parte.
La presentación de este documento no solo incluye el diagnóstico, sino que también aporta una posible solución en función de los elementos estudiados y un plan de acción recomendado que queda en manos de la institución.
Accenttura cree que los distintos aportes que hacen los diferentes grupos de Gestión Ambiental cada semestre tienen que dar fruto en algún momento, con una solución que haga un verdadero aporte a la comunidad en cuestión.
«Si bien el colegio está en buenas condiciones, sí tenía ciertos problemas y uno trató de aportar un grano de arena para intentar solucionarlo. Soy fiel creyente de que este país mejora aportando soluciones, con el trabajo duro y esfuerzo de varias mentes pensando para un mismo fin. El día de mañana, de tantas propuestas que se van a hacer, habrá alguna que se pueda traducir en un cambio positivo para la comunidad», razonó.
Gestión Ambiental se suma a otras cátedras de compromiso social que invitan al estudiante a vincularse con las comunidades y dejar un impacto positivo, tanto para ellos mismos, como para los lugares que visitan, para lo cual es necesario el trabajo permanente de las distintas unidades operativas de Extensión Social, dirección responsable de construir y cuidar la relación con las comunidades que rodean a la universidad.